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Partido Socialista Popular

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Carta a los jóvenes del Congreso de la Unión Internacional de Juventudes Socialistas

Aprovechando la oportunidad que nos brinda el viaje de un compatriota y antiguo compañero en la lucha por la Liberación Nacional de nuestra Pa­tria, hacemos llegar estas líneas a las juventudes del mundo que participan en el Congreso de la Unión Internacional de Juventudes Socialistas.

Nuestro partido es muy joven. Se crea el 23 de abril de 1972. Su nombre Partido Socialista Popular no es una denominación antojadiza, sino que persigue fijar un objetivo: la difusión de las ideas socialistas en el seno del pueblo y fundamentalmente en el seno de los trabajadores, a quie­nes nuestro partido reconoce un rol protagónico en la construcción de la sociedad que anhelamos.

En nuestra Patria las organizaciones socialistas datan de los últimos años del siglo anterior, sus primeros periódicos estaban redactados en idiomas extranjeros; alemán, francés, italiano, etc. Ello marca el origen de nues­tro socialismo que fue traído a nuestras costas por magníficos inmigrantes que fueron a ofrecer su fuerza de trabajo a nuestra Patria. Pero las diferencias entre la realidad europea de aquel entonces con la realidad de nuestro país era abismal y por eso el socialismo nunca logró trascender de los grandes puertos en donde habían quedado arraigados los grandes contingentes de inmigrantes, nunca logró trascender hacia la Nación toda y jamás constituyó una fuerza de peso entre las organizaciones políticas del país. Generaciones de honestos y capaces militantes socialistas aportaron los proyectos de toda la legislación social pero no dejaron de constituir flores exóticas en medio de nuestra flora política.

La denominación de nuestro partido, exhibe la firme determinación de modi­ficar radicalmente esta realidad.

Nuestro partido entiende que la cuestión fundamental que padece nuestro pueblo y por ende con mucha mayor crudeza nuestros trabajadores, es la dependencia que sufre el país de los intereses extranjeros, que se marca nítidamente en el campo económico e incide lógicamente en nuestra realidad social, política y cultural. Por ello el Partido Socialista Popular susten­ta un programa de liberación nacional que ponga el poder de decisión eco­nómica en manos argentinas y afirmamos que este proceso solamente ha de culminar en una liberación nacional irreversible cuando el mismo sea orientado por los trabajadores de la ciudad y del campo acompañados por los de­más sectores productivos del país.

Por ello nuestro Partido ha sustentado y sustenta la necesaria estructura­ción de un frente del pueblo con la composición mencionada, con la progra­mática enunciada y con el objetivo de la liberación nacional.

Toda realidad nacional tiene sus peculiaridades, para nosotros la nuestra reviste un alto grado de complejidad. Por una parte sufrimos una fuerte dependencia del sector externo en materia económica y por la otra la riqueza del proceso productivo de nuestra Patria ha permitido la instauración en ella de una sociedad de consumo cuyas características corruptoras y deformantes nada tiene que envidiar a la realidad de muchos países de­sarrollados. La pornografía, la drogadicción y la violencia nihilista, son las flores que producen el jardín de la sociedad de consumo, destro­zando y agrediendo nuestras tradiciones, nuestra cultura, nuestros valo­res. En medio de los dramáticos momentos por los que atraviesa nuestra Patria, en medio de la difícil situación por las que atraviesan les pueblos hermanos del Cono Sur de América Latina, nosotros ratificamos nuestra confianza en la capacidad creadora y realizadora de la mujer y del hombre argentino, de la trabajadora y del trabajador argentino, de la mujer y del hombre latinoamericano y, de la trabajadora y del trabajador de América Latina.

Pero esta confianza no queda en una declaración sino que ella nos lleva a hermanarnos con las juventudes de todas las latitudes del mundo y de todos los colores de piel en la tarea de validez permanente y univer­sal de continuar el viejo mandato de los antiguos trabajadores de estudiar, organizar y difundir para lograr la emancipación de nuestra Patria y para superar en la faz de la tierra la explotación del hombre por el hombre y de los pueblos por el capital.

No ignoramos, ya que somos testigos de las pujas de preponderancias que se desarrollan entre nuestros propios países, pero estamos firmemente convencidos de que las hegemonías y los sueños hegemónicos constituyen un presente que se está transformando rápidamente en pasado por la lucha de todos los pueblos del mundo que arribarán a una realidad internacional regida por la confraternidad, la solidaridad y en donde, como dijera un antiguo presidente de nuestro país, los hombres serán sagrados para los hombres y los pueblos sagrados para los pueblos.

La juventud del Partido Socialista Popular brega incansablemente por no constituir una nueva realidad exótica en el seno de nuestro pueblo sino por ser la heredera de sus luchas y la estudiosa de las lecciones de sus trabajadores.

Nuestros trabajadores exhiben con orgullo un alto nivel de organización. Nuestra tarea es pues colaborar en perfeccionarla, colaborar en afianzar su unidad, colaborar en ligar sus luchas con las luchas de las mayorías nacionales. Nuestra tarea humilde y limitada tiende a transformar a los trabajadores de nuestra Patria de grupos de presión en artífices protagónicos de la solución nacional. Todos los días tratamos de colaborar con ellos y de aprender de ellos para la organización de una fábrica, de un barrio, de una villa miseria. Esta organización que trasciende a otros sectores de la vida nacional como son los estudiantes y valiosos sectores medios de profesionales y de pequeños y medianos productores de las diver­sas actividades de la producción, pretendemos hacerlas traspasar los límites de las simples reivindicaciones salariales a los efectos de retomar las antiguas banderas de ocho horas de trabajo, de ocho horas de descanso y de ocho horas de educación.

Por ello la defensa de la salud y de la educación de nuestro pueblo y fun­damentalmente de los trabajadores consideramos piedras básicas del progreso nacional. Por ello continuamos alfabetizando, por ello continuamos organi­zando campañas de vacunación, por ello planteamos la urgencia hoy del reor­denamiento territorial y demográfico de nuestra Patria deformada en su es­tructura por la dependencia y la neutralización de la ponzoña que la socie­dad de consumo vierte en las nuevas generaciones, futuro indiscutible de la nación.

Nuestro Partido es contrario a la organización marginada de la juventud, estamos los jóvenes totalmente integrados en él, donde ejercemos todos los derechos, pero también donde somos conscientes que debemos asumir todas las responsabilidades. Nuestro Partido nos brinda las posibilidades de aprender a construir el futuro de nuestra Patria, primero con el trabajo y después con el estudio en medio de nuestros trabajadores y en el seno de nuestro pueblo. Somos conscientes que por sobre matices, de que por sobre diferen­cias circunstanciales coincidimos en los objetivos trascendentes con la ju­ventud del mundo y, a ella, a través de ustedes y fundamentalmente a la juventud del tercer mundo, el cual integramos, les deseamos los más grandes éxitos en las tareas constructivas de sus naciones y de la justicia social.

En el estudio de nuestra historia hemos aprendido que el camino transita en la construcción y no en la destrucción, que la tarea es encender la luz y no maldecir la oscuridad. La luz disipa las tinieblas, no así la maldi­ción.


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